“Miré a nuestro amigo con una expresión que preguntaba: ‘¿Qué está ocurriendo aquí?’. Me miró fijamente y dijo: ‘Soy devoto de Krishna, y todos los miembros de mi familia son devotos de Krishna. Mi familia ha adorado a Krishna durante muchas generaciones. En realidad yo estaba poniéndote a prueba, y tú no transigiste. Así que estoy muy complacido, y será un honor para mí ser un miembro vitalicio’.
Regresamos a su oficina y saqué los formularios, él sacó su chequera, pagó la cantidad total en un solo pago, y se hizo miembro vitalicio.
Entonces me sentí realmente confundido. Comencé a pensar: “Bueno, después de todo, tal vez no he estado haciendo las cosas mal”, pero aún no estaba muy seguro.
Cuando regresé a la habitación donde me hospedaba, encontré una carta de Srila Prabhupada. Recibir una carta de Srila Prabhupada siempre era una gran acontecimiento. Cuando abrí la carta, las palabras prácticamente saltaron de la página: “El hecho es que soy el único en la India que está criticando abiertamente, no solamente el impersonalismo y la adoración a los semidioses, sino todo lo que está por debajo de la completa entrega a Krishna”. Las palabras de Prabhupada continuaban diciendo: “Mi guru maharaja jamás transigió en su prédica, tampoco lo haré yo, ni debería hacerlo ninguno de mis estudiantes. Estamos firmemente convencidos de que Krishna es la Suprema Personalidad de Dios, y que todos los demás son Sus partes integrales sirvientes. Debemos declararlo firmemente a todo el mundo, que no deben soñar absurdamente con paz mundial a menos que estén dispuestos a entregarse totalmente a Krishna como el Señor Supremo”.
De esta manera obtuve la respuesta de Prabhupada.
Ese era el humor de Srila Prabhupada —el humor de su guru maharaja y el suyo—, y ese era el humor que él quería que nosotros tuviéramos. No transigimos en nuestra filosofía.