Hoy 25 de abril, Jhanu Saptami, es el aniversario de la desaparición de Arca-vigraha dasi, una renombrada artista de Sudáfrica que abandonó su cuerpo plagado de cáncer en Vrindavan veintiún años atrás. Su deseo de que otros devotos también dispongan de una instalación adecuada donde pasar sus últimos días en la hermosa atmósfera espiritual del dhama inspiró la creación del Hospicio Bhaktivedanta, que sirve a devotos de la comunidad local, y a discípulos y seguidores de Srila Prabhupada de todo el mundo. En honor a la ocasión —y al servicio que prestan los devotos vinculados con el centro—, cito algunas palabras de una charla por Sri Bhakti Bhrnga Govinda Swami.
—Giriraj Swami
La labor del centro de cuidados paliativos es realmente algo muy importante y un regalo muy valioso para ISKCON.
Tuve la fortuna de asistir a la madre Arca-vigraha en Vrindavan, y fue una experiencia muy enriquecedora. Su nombre anterior era Ángel Lipkin; y su nombre, Ángel, indicaba su naturaleza. Ella era en realidad un ángel. Tenía cáncer de seno que llegó a los ganglios linfáticos, y los ganglios linfáticos estrangulaban su esófago y nervios, y era muy doloroso. Arca era un poco testadura, una de esas personas de tipo natural, que nunca querría tomar medicamentos para el dolor, y tomaba unas pastillas homeopáticas para el dolor, que eran menos fuertes que incluso la aspirina. A veces la veía en las profundidades del dolor, pero iban personas a su puerta y decían: “Arca, tengo un problema”, y ella las hacía entrar y hablaba con ellas con tanta conciencia de Krishna.
Éramos vecinos, así que yo también entraba a verla —por la mañana, tarde y noche—. Una noche entré y estaba sola, sentada en su cama llorando. Me acerqué y le dije: “Tengo que darte un poco de medicina”. Ella respondió: “No, yo no tomo medicinas”. Le dije: “No, tengo que darte una medicina”. Abrí el Krsna-bhavanamrta, me senté y le leí acerca de Krishna, y al escuchar acerca de Krishna, incluso en aquella condición dolorosa, se transformó totalmente. Ella era por naturaleza una persona enérgica. Y después de escuchar durante un rato, se sintió animada y exclamaba: “¡Ooh! ¡Ooh!”.
Arca atrajo a muchos buenos devotos, que iban para hablar con ella acerca de Krishna, leerle acerca de Krishna y tener kirtana con ella. Tamal Krishna Maharaja solía ir a visitarla. A veces nos sentábamos alrededor de su cama y leíamos el Vidagdha-madhava de Srila Rupa Gosvami. Cada uno de nosotros representaba diferentes papeles —Sivarama Swami, Kesava Bharati Maharaja, Giriraj Maharaja, Tamal Krishna Goswami— leíamos las partes de diferentes personajes. Había una atmósfera muy agradable. Y Arca siempre fue muy dulce y humilde; era maravillosa.
[Bhurijana Prabhu iba todos los días y le leía. Y escribió sobre ella en su ofrenda de Vyasa-puja a Srila Prabhupada el año en que ella dejó el cuerpo, en 1994.]
Con el paso del tiempo, la condición del Arca-vigraha empeoró. E hizo un ruego específico a su maestro espiritual, Giriraj Swami Maharaja, y a mí: que pensáramos en establecer un centro de cuidados paliativos. En el transcurso del tiempo, he sido llevado en otra dirección, hacia el otro lado de los Himalayas. Pero es maravilloso que Giriraj Maharaja haya asumido este proyecto y que todos vosotros hayáis formado un equipo entregado y dedicado a que realmente se materialice. Es el cumplimiento de un deseo, el deseo de una vaishnavi.
Es maravilloso que la gente pueda crear instalaciones como ésta para pacientes terminales —qué hablar de hacerlo para vaishnavas y en Vrindavan—. Así que es un servicio muy importante, y estoy seguro de que por este servicio todos vosotros seréis bendecidos por Srila Prabhupada, y sin duda por vaishnavas en todo el mundo, por asumir la tarea y por ayudar a vaishnavas a salir de este mundo pacíficamente. Y estoy seguro de que además recibiréis misericordia en abundancia del ángel Arca-vigraha, porque ella realmente era un ángel. Ella realmente era un ángel.