Entre los muchos devotos de Srila Prabhupada que son como lunas, Srila Gour Govinda Swami Maharaja brilla intensamente en el firmamento, iluminando los corazones y las vidas de quienes entran en contacto con su luz.
Hoy conmemoramos el vigésimo aniversario de la divina partida de este mundo de Maharaja, en el día de la aparición de Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakur en Mayapur, el 9 de febrero de 1996. Yo me había ido de Mayapur más temprano ese mismo día, después de colocar mi cabeza sobre los pies de loto de Maharaja y recibir sus afectuosas bendiciones. Como me enteré posteriormente, esa tarde Bhaktarupa Prabhu y dos devotas mayores fueron a ver a Maharaja a su habitación, y le preguntaron acerca de Krishna: por qué el Señor Chaitanya tenía su base en Puri, y cuál era la relación entre el Señor Jagannatha y Vrindavan. Maharaja narró con entusiasmo los pasatiempos de Krishna y cómo Krishna, al encontrarse en la separación de Radharani, adoptó la forma de Jagannatha. Al recordar y narrar los pasatiempos de Krishna, por su elevada conciencia de Krishna, Maharaja sintió éxtasis trascendental. Y en este caso quedó sobrecogido de emoción, y se excusó, diciendo que no podía hablar más. Se recostó en su cama y, mirando una imagen de su Deidad adorable Gopal Jiu, mientras que los devotos cantaban el Santo Nombre, él dejó este mundo en un profundo estado de conciencia de Krishna.
En el Srimad-Bhagavatam (04.28.47) Srila Prabhupada habla sobre la partida del maestro espiritual: “…cuando el cuerpo mortal del maestro espiritual expira, sus discípulos deben llorar tanto como la reina cuando el rey abandona el cuerpo. Sin embargo, el discípulo y el maestro espiritual nunca se separan, porque si el discípulo sigue estrictamente las instrucciones del maestro espiritual, él siempre le acompaña. Esa relación se denomina vani (palabras). La presencia física se denomina vapuh. Mientras el maestro espiritual está físicamente presente, el discípulo debe ofrecer servicio a su cuerpo físico, y cuando la existencia fisica del maestro espiritual llega a su fin, el discípulo debe ofrecer servicio a sus instrucciones”.
Los devotos lloraron por Srila Gour Govinda Swami Maharaja cuando partió, y ahora debemos llorar por él —por su misericordia—, y estar deseosos de escucharle, como él instruyó: “Todos los sadhus hablan a través de sus libros. Jiva Goswami, Rupa Gosvami, Sanatana Goswami, Bhaktivinoda Thakura, Bhaktisiddhanta Sarasvati y Srila Prabhupada nos dicen que hablan a través de los libros… Ese es nuestro método vaishnava. Pero hay que ir a verlos… Podéis decir: ‘Ah, he leído sus libros, tengo su asociación’… No se puede entender lo que han dicho simplemente mediante la lectura de sus libros”.
En una ocasión en la que Maharaja visitó Mauricio, después de que dio una clase en la Finca Védica de ISKCON en Bon Accueil, le mencioné los versos del Sri Caitanya-caritamrta (Madhya 22.128–129) acerca de las cinco formas más potentes de servicio devocional:
sadhu-sanga, nama-kirtana, bhagavata-sravana
mathura-vasa, sri-murtira sraddhaya sevana
“Hay que relacionarse con devotos, cantar el santo nombre del Señor, escuchar el Srimad-Bhagavatam, vivir en Mathura y adorar a la Deidad con fe y veneración.
sakala-sadhana-srestha ei panca anga
krsna-prema janmaya ei pancera alpa sanga
“De todos los elementos del servicio devocional, esos cinco son los mejores. Incluso una mínima práctica de esos cinco principios despierta el amor por Krsna.”
Le dije lo mucho que yo apreciaba mathura-vasa, vivir en Mathura (o Vrindavan). Maharaja me miró directamente a los ojos y dijo: “Kamsa también vivía en Mathura, pero sin embargo era un demonio”. Inmediatamente comprendí que uno puede vivir en Mathura, pero además debe renunciar a la mentalidad demoníaca de desear ser el Supremo —el propietario, el controlador y el disfrutador—. Externamente se puede vivir en Mathura, pero internamente hay que realizar el trabajo de purificar el corazón.
Maharaja me dijo estas palabras con gran amor y compasión. Sentí que él estaba viendo directamente mi corazón contaminado y actuando para purificarlo. Me hizo entender que el objetivo no era vivir en Mathura, sino realmente desarrollar la conciencia de un devoto. Y podemos ver en este ejemplo que la asociación personal y directa de un sadhu es necesaria para entender el verdadero sentido o significado de los libros, o Escrituras, que leemos.
Maharaj dijo : “Al hablar a través de sus libros los sadhus son muy, muy misericordiosos, pero uno debe seguir el sendero correcto. Si uno es inteligente entenderá cómo aún están presentes, no sólo en la forma de sus libros, sino que también está aquí. Uno debería verlos… Si uno puede obtener su misericordia, entonces puede verlos. De lo contrario, por el propio esfuerzo y percepción no se pueden ver. No, no, no. Uno siempre piensa que es drasta, el vidente, y que el sadhu es drsta, a quien ver. Todo el mundo es así; piensan que son los videntes. Pero es todo lo contrario, los sadhus son los videntes y es uno a quien ellos ven”. Y cuando un devoto le preguntó: “¿Cómo nos ve el sadhu, por nuestro servicio?”. Maharaja respondió: “Sí. El sadhu es el vidente. Si derrama su misericordia sobre ti, te verá. Si recibes esa mirada misericordiosa, eres muy afortunado “.
Parte de la misión de Maharaja era mostrar que todo se encuentra en los libros de Prabhupada. Dijo que son como un océano lleno de gemas y que para recoger esas gemas es necesario sumergirse profundamente. Los propios libros de Maharaja incluyen charlas basadas en los libros de Prabhupada, que revelan numerosas y magníficas gemas, y que muestran cómo de ellas se pueden obtener las realizaciones más elevadas de la conciencia de Krishna, sambandha, abhideya y prayojana: cuál es nuestra relación con Krishna, cómo actuar en esa relación, y cómo se puede realmente comprender el objetivo supremo de la vida, el amor puro por Krishna, krsna-prema. También debemos sumergirnos profundamente en los libros de Maharaja y extraer las gemas de incalculable valor que ha mantenido allí para nosotros.
Después de la partida de Maharaja no pude visitar Mayapur durante algunos años, y cuando finalmente volví, estaba deseoso de visitar los recién construídos samadhis de mis queridos hermanos espirituales difuntos: Tamal Krishna Goswami, Sridhar Swami, Bhakti Tirtha Swami y Gour Govinda Swami. Al ofrecer mis reverencias en el samadhi de Srila Gour Govinda Swami, sentí que me dio una instrucción directa: “No juzgues a los demás. No sabes la devoción que tienen en sus corazones”. En otras palabras, yo no soy el vidente de los sadhus; son ellos los que me ven a mí.
En esta ocasión, le pido a Srila Gour Govinda Swami Maharaja que por su gracia me mantenga siempre bajo su refugio, me instruya y me corrija sin vacilación o reserva alguna, y me ocupe en el servicio a él, a Srila Prabhupada, a nuestro parampara y a su misión.
Hare Krishna.
Vuestro —y su— eterno sirviente
Giriraj Swami