Visvarupa-mahotsava es el día en que el hermano mayor del Señor Chaitanya, Visvarupa, tomó sannyasa, la orden de vida de renuncia. Y en la misma fecha, unos cuatrocientos años más tarde, nuestro propio maestro espiritual, Srila Prabhupada, también aceptó sannyasa.
Conforme a la literatura védica, el Señor Chaitanya es Krishna mismo, la Suprema Personalidad de Dios, y adviene en la era actual como un devoto. En la era anterior, el Señor Krishna advino en Su forma original y habló la Bhagavad-gita, y al final instruyó: sarva-dharman parityaja mam ekam saranam vraja: abandona todo topo de deberes y entrégate a Mí. Pero la gente no podía entender o apreciar la instrucción del Señor Krishna, por lo que posteriormente, hace alrededor de quinientos años, Krishna advino otra vez, no en Su forma original sino en Su forma devocional como el Señor Chaitanya. Y el Señor Chaitanya nos enseñó cómo servir a Krishna, cómo adorar a Dios en la era actual.
El Señor Caitanya enseñó diversos métodos de adoración, pero en especial enfatizó el canto de los santos nombres de Dios, o Krishna. En particular citó un verso del Brha-Naradiya Purana (38.126):
harer nama harer nama
harer namaiva kevalam
kalau nasty eva nasty eva
nasty eva gatir anyatha
«En esta era de Kali, el único medio de alcanzar la realización espiritual consiste en cantar el Santo Nombre de Hari, Krishna. No hay otra manera, no hay otra manera, no hay otra manera».
Él actuó como un maestro que enseña a los estudiantes cómo escribir el alfabeto. El maestro al frente de la clase escribe en la pizarra: «A, B, C, D». El maestro no necesita practicar la escritura, sino que con su propio ejemplo muestra cómo escribir las letras de forma correcta. Del mismo modo, Dios, Krishna, no tenía necesidad de practicar la adoración, pero para darnos el ejemplo, para que podamos aprender cómo adorar a Dios de la mejor manera en la era actual, Él advino como el Señor Chaitanya y nos enseñó y mostró el canto del Santo Nombre.
Cuando el Señor Chaitanya advino, el sistema social y espiritual llamado varnasrama-dharma aún era prevalente en la India. En este sistema hay cuatro divisiones sociales y cuatro divisiones espirituales, que son necesarias para que la sociedad funcione adecuadamente. Aunque no nos refiramos a ellas con los mismos términos, y aunque el sistema aún no ha sido desarrollado de forma tan sistemática y científica como lo fue en la cultura védica, por arreglo de la naturaleza, las divisiones todavía existen. En la Bhagavad-gita, Krishna dice: catur-varnyam maya srstam guna-karma-vibhagasah: «Según las tres modalidades de la naturaleza material y el trabajo asociado con ellas, Yo creo las cuatro divisiones de la sociedad humana» (Bg 4.13). Así, las cuatro órdenes sociales, o divisiones generales de los deberes ocupacionales, han sido creadas por Krishna.
Las cuatro divisiones incluyen a la clase inteligente, que son los maestros y los sacerdotes —principalmente los maestros—. Después está la clase marcial o administrativa, compuesta por los gobernantes y los guerreros; ellos gobiernan y protegen a los ciudadanos. Está la clase vaisya o clase productiva, que se dedica a la agricultura y a la protección de las vacas, y con el excedente, al comercio. Y está la clase de los sirvientes o trabajadores, que realizan servicios para apoyar a las otras tres clases.
Cuando alguien escucha la descripción de las diferentes órdenes sociales y sus deberes, puede que se preocupe por la posibilidad de explotación y dominación de las clases «inferiores» por las clases «superiores». Pero en la sociedad védica, los diferentes miembros trabajan cooperativamente por el bien común, en definitiva para el placer de Dios. En el cuerpo físico existen divisiones naturales: la cabeza, los brazos, el estómago, las piernas, y todos tienen diferentes funciones, pero todos cooperan para el beneficio de la totalidad. En el cuerpo social, a los brahmanas se les compara con la cabeza: ellos dan guía. A los ksatriyas se les compara con los brazos: ellos protegen el cuerpo. A los vaisyas se les compara con el estomago: ellos proveen comida para el cuerpo. Y a los sudras, o trabajadores, se les compara con las piernas: ellos llevan el resto del cuerpo hacia donde quiera ir. No se trata de competición o explotación entre las diferentes partes del cuerpo. Todas trabajan por el bien de la totalidad.
Además de las divisiones sociales, existen cuatro divisiones espirituales. Éstas también son naturales, especialmente en una cultura que tiene como propósito la autorrealización y la comprensión de Dios, como es la cultura védica. La primera orden es de los brahmacaris, estudiantes célibes. En el sistema tradicional, el brahmacari estudiaba en el asrama del guru, en el gurukula. Era entrenado sobre todo en los principios de la buena conducta. Y ya que el énfasis principal se situaba en la buena conducta y el desarrollo espiritual, los maestros tenían que ser cualificados espiritualmente.
Aquí podemos ver el defecto en la educación moderna, en la que se da énfasis al conocimiento material sin dar mucha consideración a la buena conducta personal. Hoy en día prácticamente no se requiere que los maestros tengan cualificación espiritual ni moral. Pueden beber, fumar, realizar juegos de azar, pueden hacer todo tipo de insensateces en sus vidas privadas, pero si conocen el tema de una forma material, se les considera cualificados para enseñar. Pero en el sistema védico, debido a que se daba énfasis al carácter moral y al desarrollo espiritual, los maestros, los brahmanas, tenían que ser ejemplares y, además, tenían que tener conocimiento sobre los temas que enseñaban. A quien daba el ejemplo en el sistema védico se le llamaba acarya. Acarya significa «aquel que enseña con el ejemplo»; no es que en la clase el maestro o maestra dice: «No debéis fumar», pero fuera de la clase fuma, o que dice: «No debéis beber», y fuera de la clase bebe.
Un amiga nuestra en Bombay asistió a una conferencia internacional en Delhi sobre el abuso de las drogas. Ella es devota y trabaja con muchas personas desfavorecidas en los barrios marginales de Bombay. Y a su manera trata de presentar la conciencia de Krisha, viendo cómo ésta puede transformar la vida de las personas, cómo personas adictas a las drogas pueden dejarlas por la fuerza espiritual obtenida por cantar y otras prácticas —por la gracia de Dios—. Así que ella fue a la conferencia, y por las noches sus colegas se reunían y tenían fiestas y bebían, fumaban y tomaban drogas. Luego, durante el día se reunían para hablar sobre qué hacer con el problema de abuso de sustancias adictivas. Socialmente estaba con ellos, después de todo, eran sus amigos y colegas, pero cuando iba a sus fiestas insistían: «¿Por qué no bebes? Fuma un cigarrillo. Toma esto, toma aquello». Y ella siempre lo rechazaba.
Una noche, la policía irrumpió en la fiesta. La única de ellos de buena conducta, de carácter impecable, era nuestra amiga devota. Ellos sabían que su palabra sería aceptada porque es estricta en sus hábitos. Entonces sus colegas le pidieron que inventase una historia de que estaban haciendo un experimento, una investigación, sobre tomar drogas. Sea el final que fuera, el punto es que en la cultura védica los maestros debían dar el ejemplo. El carácter era considerado una de sus principales cualificaciones como maestros.
Así pues, la primera orden es brahmacari, estudiante célibe que vive en el asrama del guru, el preceptor espiritual. La segunda orden es grhastha, casado. A la edad de veinte o veinticinco años, el joven podía elegir entrar en el grhasta-asrama, la vida de casado. Entonces obtenía permiso del guru para abandonar el asrama, y tenían una ceremonia que se puede comparar a las graduaciones de hoy en día. El joven dejaba el gurukula y salía al mundo, llevando consigo todos los principios del carácter moral y desarrollo espiritual que había aprendido en el asrama del guru.
Después de vivir en el grhastha-asrama y después de tener niños y proveer para su futuro, el esposo y esposa entraban en el vanaprastha-asrama, la vida de retiro. Se retiraban, no para pasar el tiempo en actividades inútiles y rememorando recuerdos, sino para comprender a Dios. Por supuesto, no hay nada malo en rememorar de vez en cuando, pero su participación era positiva, y su participación positiva era la perfección espiritual.
La primera instrucción de la Bhagavad-gita es:
dehino ’smin yatha dehe
kaumaram yauvanam jara
tatha dehantara-praptir
dhiras tatra na muhyati
«Así como en este cuerpo el alma encarnada pasa continuamente de la niñez a la juventud y luego a la vejez, de la misma manera el alma pasa a otro cuerpo en el momento de la muerte. A la persona sensata no la confunde este cambio» (Bg 2.13). En otras palabras: el alma es diferente del cuerpo.
Más adelante en la Gita, Krishna dice que Él tiene dos energías: la superior, o para-prakrti, la cual es espiritual, y la energía inferior, o apara-prakrti, la cual es material.
bhumir apo ’nalo vayuh
kham mano buddhir eva ca
ahankara itiyam me
bhinna prakrtir astadha
apareyam itas tv anyam
prakrtim viddhi me param
jiva-bhutam maha-baho
yayedam dharyate jagat
«La tierra, el agua, el fuego, el aire, el éter, la mente, la inteligencia y el ego falso, estos ocho elementos en conjunto constituyen Mis energías materiales separadas. Además de todo ello, ¡oh, Arjuna, el de los poderosos brazos!, hay una energía Mía que es superior, la cual consiste en las entidades vivientes que están explotando los recursos de esa naturaleza material inferior» (Bg 7.4-5). La energía espiritual es consciente y eterna, mientras que la energía material no es consciente y es temporal. Los cuerpos físicos consisten de ocho elementos materiales, la energía inferior, pero el alma dentro del cuerpo consiste de energía espiritual superior.
El alma continúa viviendo después de la muerte del cuerpo. En un sentido, no existe la muerte del cuerpo, porque el cuerpo siempre está muerto; es sólo una maquina, y el alma es el conductor de la máquina que hace que la máquina funcione. Cuando el alma está dentro del cuerpo, el cuerpo parece estar vivo; cuando el alma abandona el cuerpo, decimos que el cuerpo está muerto, porque el alma se ha ido. Ahora bien, alguien podría argumentar que el alma, o la vida, es creada por una determinada combinación química, que cuando los químicos o átomos y moléculas se combinan de cierta manera, se produce la vida. Pero si ese fuera el caso, la muerte no sería más que un fallo de la combinación de químicos. Si la vida fuese creada por una cierta combinación química, entonces la muerte significaría que la combinación ha fallado y la implicación sería que, si restauramos la combinación, la persona volvería a la vida. Un automóvil es una combinación de elementos materiales; éste puede averiarse, pero al reemplazar los elementos materiales, el automóvil funcionará nuevamente. Incluso si el auto es del año 1900, si se reemplaza el motor, el carburador, el volante, sea cual fuera el repuesto, si se les va reemplazando, éste funcionará nuevamente. Pero aunque la gente ha intentado volverse inmortal desde tiempo inmemorial, nunca se ha logrado traer a una persona muerta de vuelta a la vida, porque la vida no es una combinación de elementos materiales. La vida es la cualidad del alma espiritual, la energía superior del Señor. Una vez que el alma espiritual abandona el cuerpo, no podemos hacer nada para devolver la vida al cuerpo, porque la fuerza vital ha partido.
Por lo tanto la pregunta es: «¿Qué ocurre con la fuerza vital cuando abandona el cuerpo? ¿Qué ocurre con el alma?». De acuerdo con la Bhagavad-gita, el alma entrará en un tipo de cuerpo determinado dependiendo de sus actividades o karma. Si el vehículo se avería y no vale la pena arreglarlo, el conductor obtendrá otro vehículo. Qué tipo de automóvil adquiera dependerá de cuánto pueda gastar. Si la persona ha estado ganado y ahorrado, puede obtener un automóvil de lujo. Si la persona ha estado trabajado pero no ha ganado mucho, o ha ahorrado, pero no tanto, puede que adquiera un auto común y corriente. Si la persona fue irresponsable o no tiene trabajo, puede que no pueda solventar un auto. Puede que adquiera una motocicleta, un escúter o una bicicleta, o puede que tenga que ir andando. Del mismo modo, el cuerpo que obtengamos en la vida siguiente dependerá de cómo nos comportemos en la vida actual. Si somos responsables y seguimos una vida espiritual disciplinada y moral, obtendremos un mejor cuerpo. De hecho, cuando somos plenamente autorrealizados o comprendemos a Dios, plenamente entregados a Dios, podemos obtener un cuerpo espiritual, ir al mundo espiritual y vivir con Dios en el reino espiritual. De no ser así, si no somos perfectos pero somos buenos, obtendremos un buen cuerpo material en el mundo material; tomaremos nacimiento en un planeta elevado —en un planeta celestial—, o en la Tierra en una mejor situación, con mejores oportunidades de educación; puede que nazcamos con mayor inteligencia, con más opulencia, con más belleza, etc. Y si fuimos negligentes en nuestros deberes hacia Dios, si fuimos inmorales o irreligiosos, naceremos en una situación desafortunada en la Tierra en un cuerpo humano, o incluso en una especie de vida inferior. O tal vez tengamos que nacer en un planeta infernal y sufrir allí durante cierto tiempo.
En el sistema védico, cuando una persona llega a alrededor de cincuenta años de edad, debe haber cumplido con sus responsabilidades familiares y estar libre para dejar el trabajo y los bienes a la generación siguiente, y concentrarse en el desarrollo espiritual. La vejez es una advertencia o recordatorio de que uno tendrá que dejar el cuerpo, y así uno debe considerar: «¿Cómo puedo utilizar mi tiempo para llegar al mejor destino?». Es como si estuvieras viviendo en una casa y recibieras un aviso de que la tienes que dejar. Por supuesto que vas a cuidar la casa, pero no pondrás toda tu energía en el cuidado de una casa que pronto tendrás que dejar. Más bien considerarás: «¿A dónde me mudaré?». Este es un principio rector en la civilización védica: «¿Dónde voy a ir después de dejar el cuerpo actual, este hábitat actual?».
El mejor destino que uno puede alcanzar es el reino espiritual de Dios, y para esto uno debe dedicarse a las prácticas espirituales, en especial a cantar los santos nombres de Dios, mediante lo cual uno desarrollará amor por Dios. Tales prácticas son comunes a diferentes tradiciones religiosas. Aunque aquí hablamos en base a la Bhagavad-gita, en base al conocimiento védico, el principio del canto de los nombres de Dios se encuentra prácticamente en todas las tradiciones. El principio de orar a Dios, glorificar a Dios, aprender acerca de Dios a través de las Escrituras y maestros, y servir a Dios y a Sus criaturas —para desarrollar amor por Dios—, forma parte de todas las tradiciones religiosas fidedignas. Como dice la Biblia: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que Yo te ordeno hoy, estarán en tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en la puerta de entrada y en los postes de tu casa. (…) Conoce pues, que el Señor tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que Le aman». Este pasaje de Deuteronomio (6.5-9, 7.9) describe muy bien la vida de los devotos. Mientras están en casa o en el camino, ya sea sentados, caminando, al acostarse o levantarse, dondequiera que estén, hagan lo que hagan, son conscientes de Dios y enseñan a sus hijos el mismo principio: ser conscientes de Dios.
Como hemos dicho, el ideal del canto del nombre del Señor o de glorificar el nombre del Señor es común a todas las tradiciones. La Biblia, por ejemplo, nos ordena: «Dad gracias al Señor, invocad Su nombre, dad a conocer Sus obras entre los pueblos. Cantadle, cantadle salmos, hablad de todas Sus maravillas. Gloriaos en Su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Buscad al Señor y Su fortaleza; buscad Su rostro continuamente» (Crónicas 16.7-11). Pero el proceso real del canto, especialmente el maha-mantra Hare Krishna, está elaborado científicamente en la literatura védica. El Srimad-Bhagavatam en particular proporciona información precisa y detallada acerca de Dios y del proceso para llegar a Él. Por otra parte, alguien podría cuestionar: «Si los principios son los mismos, ¿por qué has escogido la conciencia de Krishna? ¿Por qué no podías ser sencillamente un buen cristiano o judío o lo que fuese?». La respuesta es que este método, técnicamente llamado bhakti-yoga, es científico y práctico y que el conocimiento que se da de Dios en la Bhagavad-gita y el Srimad Bhagavatam es muy detallado. Para amar a alguien, es necesario conocer a la persona: «Conocerle es amarle». Conocer a Dios es amar a Dios. De otro modo, puede que hablemos de manera teórica acerca de cómo amar a Dios, pero si no Le conocemos, ¿cómo podemos amarle realmente?
Dios en la concepción más completa es masculino y femenino: Radha y Krishna. Pero, para simplificar, solemos utilizar el pronombre masculino. En todo caso, aprendemos acerca de Dios en detalle en las Escrituras védicas, especialmente del Srimad Bhagavatam. Como nuestro maestro espiritual Srila Prabhupada solía decir: «Toda religión enseña que debemos amar a Dios, pero ¿quién es Dios? Las Escrituras védicas nos dicen Su nombre, Su dirección, Su numero de teléfono —todos los detalles— acerca de Su familia, Sus amigos, Sus hábitos, Sus aficiones, Sus pasatiempos». Es por ello que hemos adoptado la conciencia de Krishna: para aprender en detalle acerca de Dios y cómo llegar a Él. Incluso entonces, como dijo Srila Prabhupada: «No tienes que dejar de ser judío, o cristiano, o musulmán, o lo que fuera; puedes añadir la conciencia de Krishna y volverte un mejor hindú, o un mejor cristiano, o un mejor judío». No es una religión en el sentido de que hay que convertirse, que uno abandona la propia fe y acepta otra, sino que se puede ser lo que eres y añadir bhakti-yoga. Con la práctica física del yoga, hatha-yoga, a las personas no les importa, pueden ser cristianos, o judíos, o musulmanes, y practicar yoga. Así, tú también puedes practicar bhakti-yoga, independientemente de cuál sea tu fe. Pero este yoga te ayudará a acercarte más a Dios y a tener una comprensión directa de Dios.
En el varnasrama-dharma, la última etapa después de la vida de retiro se llama sannyasa, la vida de renuncia. Aunque en la vida de retiro el esposo y la esposa pueden permanecer juntos, su objetivo es la conciencia de Dios. Suelen retirarse a un lugar sagrado para venerar y servir a Dios, y se relacionan con eruditos y personas santas, para que puedan acercarse más a Dios y estar con Dios en su próxima vida. Pero en la cuarta etapa, que no es para todos y generalmente no se recomienda en la era actual, el esposo y la esposa no permanecen juntos. Asimismo, aunque el brahmacari por lo general se casará y tendrá hijos, puede que, en casos excepcionales no lo haga; permanecerá en el asrama de brahmacari para toda su vida, o en algún momento procederá directamente del asrama de brahmacari al de sannyasa. En la orden de vida de renuncia también hay diferentes etapas, cuatro etapas, pero en la era actual, el proceso recomendado para la orden de la vida de renuncia es el de propagar el mensaje de Dios —viajar y predicar el mensaje de Dios, y escribir artículos y libros sobre la ciencia de Dios—.
Éstas son las cuatro órdenes sociales y espirituales, y desde ese contexto llegamos a la ocasión de hoy: Visvarupa-mahotsava. Como ya hemos mencionado, el Señor Caitanya es Krishna mismo y Él apareció en la Tierra, tal como lo hizo Krishna, como una persona común. Pero aunque parecía haber tomado nacimiento como una persona común, Su nacimiento no fue común, fue divino. Al igual que un actor interpreta en el escenario el papel de miembro de una familia, el Señor Caitanya apareció en la Tierra en una familia en particular. Y en la familia en la que eligió aparecer, tuvo un hermano mayor llamado Visvarupa (que era una encarnación del Señor Balarama, la primera expansión de Krishna).
Desde el comienzo, Visvarupa se sintió atraído hacia el servicio devocional del Señor Krishna. Tan pronto como tuvo la edad suficiente, iba diariamente a bañarse en el Ganges y luego a la casa de Advaita Acarya para hablar de temas acerca de Krishna. Visvarupa no tenía interés alguno en la vida material, y cuando escuchó que se estaban haciendo preparativos para su casamiento, abandonó su casa y tomó sannyasa. Entonces el Señor Caitanya trató de consolar a Sus afligidos padres: «Mis queridos madre y padre, está muy bien que Visvarupa haya aceptado la orden de sannyasa, porque así ha liberado tanto a la familia de su padre como a la familia de su madre».
Como sannyasi, el nombre de Visvarupa era Sankararanya Swami. Viajaba de un lugar de peregrinaje a otro, por todo el país. Finalmente alcanzó la perfección —entró en el mundo espiritual tras abandonar Su cuerpo mortal— en Pandharpur, un lugar sagrado en Maharastra. Como menciona Srila Prabhupada, el Gaura-candrodaya relata que después de su partida, Visvarupa se mantuvo dentro de Sri Nityananda Prabhu. La fecha en que Visvarupa tomó sannyasa, se celebra hoy como Visvarupa-mahotsava.
Hablaremos ahora de nuestro maestro espiritual y fundador acarya, Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada. Nació en Calcuta en 1896 en una familia muy piadosa. Recibió una buena educación y asistió a la Universidad de la Iglesia Escocesa, una de las universidades más prestigiosos de Calcuta. Cuando era joven se casó, y poco después de tener un hijo conoció a una persona muy santa, Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Gosvami Maharaja, quien le impresionó mucho. Srila Bhaktisiddhanta le pidió a Srila Prabhupada que asumiera la misión de Sri Caitanya Mahaprabhu y difundiera Su mensaje por todo el mundo, específicamente en la lengua inglesa. Desde su primer encuentro en 1922, Srila Prabhupada aceptó a Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati en su corazón como su maestro espiritual, y once años más tarde en Allahabad fue iniciado formalmente como Abbhay Caranaravinda dasa. Abbhay significa «aquel que está libre del temor» y caranaravinda significa «los pies de loto» de Krishna. Al refugiarse en los pies de loto de Krishna uno pierde el temor incluso a la muerte, la situación más aterradora en el mundo material.
Srila Prabhupada siempre recordó la orden de su Guru Maharaja, y en su vida de casado empezó a publicar la revista quincenal «De vuelta al Supremo». Personalmente escribió todos los artículos, publicó las revistas y las distribuyó; iba a pie a los salones de té en Delhi y se acercaba a los clientes con su revista. Posteriormente, un amigo le mencionó que las revistas pueden ser desechadas pero los libros quedan para siempre. Y así Srila Prabhupada dirigió su atención hacia la traducción de la Bhagavad-gita, y más tarde del Srimad-Bhagavatam.
En 1950 Srila Prabhupada se retiró de la vida familiar como vanaprastha. Viajó a Jhansi y allí intentó empezar la misión de su Guru Maharaja. Estuvo a punto de adquirir una propiedad idónea para utilizarla como un centro, pero al final hubo un desacuerdo con la esposa del gobernador y no se hizo el trato. Entonces dejó Jhnasi y fue a Mathura, un lugar sagrado asociado con los pasatiempos del Señor Krishna, a la Kesavaji Gaudiya Math, donde sirvió en cooperación con uno de sus hermanos espirituales, Su Santidad Bhaktiprajnana Kesava Maharaja.
Incluso en su vida de casado, Srila Prabhupada tenía sueños en los que su Guru Maharaja lo llamaba para que dejara su familia y lo siguiera. Srila Prabhupada se despertaba y se sentía horrorizado: «¿Cómo puedo tomar sannyasa?». Continuó teniendo ese sueño, y en Mathura, Kesava Maharaja le aconsejó: «Para poder realmente predicar el mensaje de Caitanya Mahaprabhu y cumplir con la orden de Guru Maharaja, debes de tomar sannyasa». Y así, el 17 de septiembre de 1959 en Visvarupa-mahotsava, la misma fecha en la que Visvarupa, el hermano mayor de Caitanya Mahaprabhu tomó sannyasa, Srila Prabhupada aceptó la orden de vida de renuncia en la Kesavaji Gaudiya Math en Mathura. Al final de la ceremonia Kesava Maharaja le pidió que hablara. Aunque la lengua común era el hindi, Srila Prabhupada pensó en su misión y en la orden de su Guru Maharaja, y habló en inglés. Ahora era Bhaktivedanta Swami, y estaba «completamente preparado para llevar a cabo la orden de su maestro espiritual».
Afortunadamente para todos nosotros Srila Prabhupada tomó sannyasa. Después de traducir el primer canto del Srimad Bhagavatam en tres volúmenes, se sintió preparado para viajar. Posteriormente comentó: «Cuando decidí ir al extranjero, pensé en Nueva York. Por lo general iban a Londres, pero yo pensé: “No, iré a Nueva York”». Él logró conseguir un pasaje gratuito en la cabina de pasajeros de un barco de carga de la Compañía Naviera Scindia, y así cruzó el Atlántico a bordo del Jaladuta, sufriendo dos ataques al corazón durante el viaje. Luego, en Nueva York, durante casi un año luchó solo; nadie acogía su mensaje en serio. Se alojó en las casas de diferentes personas, pero no tenía un lugar propio y casi nada de dinero. Se sintió tan desanimado, que de vez en cuando iba a la oficina de la compañía Scindia para ver cuando saldría el siguiente barco con destino a la India. Pero, afortunadamente para nosotros, nunca se fue.
[Charla por Giriraj Swami en el día de Visvarupa-mahotsava, 17 de septiembre de 2005, Carpintería, California]