Una tarde en Juhu, Harikesa y Saurabha se pusieron a hablar sobre los planes de Prabhupada para el proyecto de Mayapur. Apreciando el ingenio de Prabhupada, Harikesa —diciendo cómo desde Mayapur ciudades centradas en Dios con templos, instituciones educativas, y una organización social adecuada se extenderían por todo el mundo—, se emocionó tanto que se fue corriendo desde la oficina de construcción hasta el apartamento de Prabhupada. Subió las escaleras saltando y, sin siquiera tocar la puerta, irrumpió en la habitación de Prabhupada y se tiró al suelo ofreciendo dandavats completas.

Prabhupada se hallaba comiendo un sandesa y un puri. Miró a Harikesa con los ojos bien abiertos, luego volvió a comer.

«¡Srila Prabhupada! —exclamó Harikesa—, ¡usted es un genio!».

Prabhupada levantó la mirada y dijo: «¿Oh?».

«Sus planes para conquistar el mundo; es maravilloso, es fantástico cómo usted ha elaborado este plan para Mayapur, y todo está organizado tan perfectamente». Harikesa siguió hablando y hablando.

Prabhupada sonrió y dijo: «Muchas gracias». Luego dijo: «Ven aquí». Partió por la mitad el sandesa que estaba comiendo, le dio a Harikesa la mitad y el resto de su puri y, aún sonriendo, dijo otra vez: «Muchas gracias».

Hare Krishna.

Vuestro en el servicio,
Giriraj Swami